Once incendios están activos en estos momentos en la provincia de Orense, algunos de ellos intencionados según declaraciones de la Xunta de Galicia. Las condiciones climatológicas, sequía, viento, altas temperaturas y abundantes restos de vegetación, están consumiendo miles de ha. (cerca de 8.000 ha) y haciendo muy difícil las tareas de extinción. A ello se suma la cercanía del fuego a las casas, que ha arrasado viviendas en diferentes puntos y una evacuación de poblaciones cercanas que vuelven a reproducir la emergencia civil por incendio forestal.
Parece ser que en algunos de los casos hay pruebas de que son incendios intencionados. En este sentido, en declaraciones a Europa Press, el consejero de Medio Rural, José González advirtió de que la Xunta va a “seguir muy de cerca a los incendiarios… Tenemos muchos medios, mucha tecnología, y van a tener que pagar no solo con penas de cárcel, si se demuestra esa intencionalidad, sino con su patrimonio”, aseveró.
Las últimas estimaciones de superficie afectada son las siguientes: Cualedro-Montes (800 ha), Rairiz de Veiga-Sabariz (260 ha), Vilariño de Conso-Sabuguido (2000 ha), Laza-Camba (60 ha), A Gudiña-Pentes (150 ha), Vilar de Barrio-Rebordechau (700 ha), Lobios-Río Caldo (2.000 ha dentro del Parque Natural Xurés), Chandrexa de Queixa-Queixa (400 ha), Manzaneda-Cernado (100 ha), Vilardevós- Vilar de Cervo (80 ha) y Ribas de Sil-Peites (más de 20 ha). En algunos casos se ha tenido que activar la Fase 2, por darse "una situación de emergencia que, en su evolución previsible, puede afectar gravemente a la población y a los bienes de naturaleza no forestal -principales vías de comunicación y redes de suministro”.
Alta preocupación por las poblaciones y los bosques
Cuando se trata de salvar a la población, la emergencia se vuelve más acuciante, y la reacción de los equipos de extinción debe ser rápida y unánime. Por ello, en TECNIFUEGO nos unimos al planteamiento de numerosos expertos que reclaman a las autoridades un cambio en la legislación y en las políticas de gestión de los montes (prevención). La legislación debe ser más exigente en lo referente a la protección civil, haciendo un seguimiento sobre la implementación de los planes de autoprotección y una gran campaña de concienciación ciudadana sobre los incendios; accesos abiertos y en perfectas condiciones para los cuerpos de emergencia; limpieza de las áreas de interfaz urbano-forestal; instalación de medidas de seguridad contra incendios en las urbanizaciones y municipios, como hidrantes que aporten gran caudal de agua; ignifugación de áreas perimetrales y las propias viviendas; plantar vegetaciones ignífugas en las calles, áreas de recreo y jardines de las viviendas, fomentar el pastoreo y la recogida y limpieza del material inflamable en los meses durante el invierno.
Es ya una necesidad elaborar una legislación específica que aporte protección contra incendios forestales en la interfaz, y que contemple la instalación de protección activa (hidrantes, BIE, extintores, detección…) y protección pasiva de los edificios: reacción de los materiales (que no ardan o tarden en arder) y su resistencia para que no colapsen, y pueda haber evacuación; zonas confinadas y protegidas durante las horas que puedan tardar los equipos de rescate, que haya accesos y estén en perfectas condiciones para los cuerpos de emergencia, etc. Así como ordenanzas que cuiden del tipo de vegetación, resistente al fuego, que se planta en las poblaciones. Todo ello unido a una gran campaña de concienciación que consiga involucrar a los ciudadanos en la prevención y cuidado extremo del monte.