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AFELMA: Aclarando cosas sobre el fuego en fachadas

Febrero 2020

 En un entorno en que las regulaciones y compromisos medioambientales impulsados por la UE nos llevan a reducir la demanda energética en la edificación, ya sea nueva o existente, nos encontramos con un mayor uso de los materiales aislantes y mayores espesores de éstos en las fachadas. Por ello, el riesgo de incendio puede crecer de modo considerable como demuestra la experiencia internacional, independientemente de que el origen del fuego sea interno o externo.

 Como consecuencia, el aislamiento de la fachada puede verse afectado por el incendio.

 El mayor uso del aislamiento y el incremento de su espesor puede contribuir en mayor o menor medida a la carga de fuego y a la propagación del incendio, dependiendo del tipo de clasificación al fuego según las Euroclases del material empleado. En resumen, la seguridad disminuirá de manera inversamente proporcional a la carga de fuego, por lo que el espesor es tan crítico como el potencial energético.

 Desde AFELMA, más allá de la regulación, consideramos que el mercado debe actuar del lado de la seguridad, optando por el uso de materiales que faciliten la evacuación de los ocupantes y el acceso de los servicios de emergencia, para evitar daños de personas y bienes. Este principio de actuación es aplicable a todos los edificios independientemente de la altura, ya que el mercado deberá considerar otras variables como el uso del edificio y el perfil de los ocupantes (hospitales, escuelas, residencias…), la accesibilidad de los medios de intervención externos, materiales en las vías de evacuación, la carga de fuego de los materiales involucrados, etc…

Para ello, recomendamos el uso de materiales que faciliten estos fines (evacuación, acceso y disminución de daños) y que no contribuyan ni a la propagación ni a la carga de fuego, como las lanas minerales. En consecuencia, un producto o sistema incombustible tendrá una aportación entre nula y muy baja, por lo que sería lícito pensar que la probabilidad de propagación será menor que con otros materiales de inferiores prestaciones. Esta recomendación debería completarse con una calificación de humos s1, es decir, de lenta y escasa opacidad para lograr los mismos fines ya enunciados.

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