Comienza la campaña contra incendios forestales 2021, en un año que se prevé especialmente difícil. Si a las condiciones meteorológicas primaverales, el cambio climático y la falta de gestión forestal, unimos la pandemia que estamos padeciendo y el paso de la borrasca Filomena, que arrasó este invierno el centro peninsular, nos encontramos ante una situación agravada, que requiere un incremento de recursos para hacer frente a la lucha contra los incendios.
Llevamos años observando, a escala mundial, que la emergencia climática provoca campañas contra incendios forestales cada vez más largas y virulentas, y por tanto, su gestión y manejo requieren mayor inversión en personal, equipos y tecnologías.
En España se constata que los grandes incendios forestales, aquellos que superan las 500 hectáreas, suponen el principal reto en la gestión. En 2020 hubo 19 incendios forestales de estas características.
Para hacer frente a la Campaña contra incendios 2021 se ha reunido el Comité Estatal de Coordinación y Dirección contra Incendios Forestales (CECOD), que se activará entre el 15 de junio y el 31 de octubre. Sin embargo, no se han incrementado los dispositivos, sino que serán similares a los de años anteriores. Estarán formados, además de los distintos cuerpos de bomberos de las CCAA, por las Brigadas de Incendios Forestales del Ministerio de Transición Ecológica, la Unidad Militar de Emergencias (UME), 73 medios aéreos y el apoyo de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado.
Nuevos retos: nuevas soluciones
El incremento de los megaincendios, y su incidencia creciente en la interfaz urbano forestal nos enfrenta a nuevos retos, que exigen creatividad y nuevas soluciones. Miles de hectáreas arrasadas en zonas de alto valor ecológico, evacuaciones de urbanizaciones y municipios, la intervención de la UME… son ya situaciones comunes que necesitan un cambio hacia nuevas políticas forestales.
En este sentido, TECNIFUEGO, Asociación Española de Sociedades de Protección contra Incendios, se une a todas las voces expertas que reclaman a las administraciones públicas un nuevo modelo de gestión forestal, que contemple el cumplimiento de la legislación, un aumento de la inversión en medios materiales y humanos, y una campaña de concienciación y educación ciudadana.
Este nuevo modelo debe implementar la normativa de protección civil obligatoria, como son los Planes de Autoprotección y Emergencias Municipales. Debe invertir en el sector forestal, a través de políticas que incentiven el aseguramiento de los montes, sus aprovechamientos directos e indirectos; y debe aumentar la contratación de equipos y materiales evolucionados tecnológicamente, hidroaviones, maquinaria pesada, y metodologías para facilitar la extinción nocturna.
Se debe invertir en campañas de concienciación y educación, dirigidas a la población, que incidan en la creación de viviendas seguras y autoprotegidas. Incremento de la limpieza y cortafuegos en el perímetro de la urbanización. Instalación de hidrantes que aporten un buen caudal de agua en caso de necesidad. Ignifugar estas áreas perimetrales y las propias viviendas. Respetar la normativa contra incendios en cuanto a quema de rastrojos, barbacoas, planes de autoprotección...
Todos los municipios y urbanizaciones cercanos a bosques deben instalar las medidas básicas de protección activa contra incendios, como son hidrantes, bocas de incendio equipadas, extintores, detección; y protección pasiva en las viviendas y jardines, con especies resistentes o pirófitas. Las viviendas deben construirse teniendo en cuenta la reacción de los materiales (que no ardan o tarden en arder) y su resistencia para que no colapsen, y pueda realizarse la evacuación. Igualmente deben habilitarse zonas confinadas y protegidas donde acoger a la población.
Si conseguimos estas implementaciones de medidas de protección, concienciación ciudadana y atención en las políticas forestales, podremos estar preparados ante un verano que se prevé de extremo riesgo de incendio.